Una circunstancia que siempre me ha llamado la atención y no entiendo el por qué, es que los veterinarios decidamos que el tratamiento de un tumor no merezca la pena sólo porque estamos hablando de cáncer y no consideramos a nuestros pacientes unos enfermos crónicos.
Sin embargo, si tenemos un paciente con insuficiencia renal avanzada y azotemia severa, no dudamos en recomendar hospitalizarlo para estabilizar los valores renales y luego instaurar un tratamiento crónico para intentar mantener su función renal. Ésto lo recomendamos aunque la esperanza de vida con esa insuficiencia renal sea menor de un año. Lo mismo ocurre en cardiomiopatía avanzadas por ejemplo.
Por alguna razón, llegamos al diagnóstico de neoplasia y de repente se levanta un muro y decimos “Hasta aquí hemos llegado, una pena”. La razón para que esto ocurra es que tenemos en la mentalidad de la sociedad que la palabra cáncer está asociada a muerte y, si es sinónimo de muerte y no hay nada que hacer, no vamos a hacer gastar a nuestro cliente tiempo y dinero en algo que no tiene solución.
Pero yo invito a hacerse una pregunta ¿Curamos la diabetes, la insuficiencia renal crónica o la cardiomiopatía dilatad? Por supuesto que no, pero intentamos darle a nuestro paciente la mejor calidad de vida posible para que disfrute de su familia humana el tiempo que le queda, meses, un año… no sabemos. Así que invito a todos a echarle un ojo a la definición de enfermedad crónica que hace el Instituto Nacional del cáncer de USA.
Creo que como profesionales sanitarios que somos, una labor importante que podemos aportar a la sociedad es enseñarle que hay muchos tipos diferentes de cáncer, unos no tienen cura, otros sí la tienen y en otros, tenemos los medios para convertir a estos pacientes en enfermos crónicos con buena calidad de vida. De esta manera, igual que nadie se asusta cuando le diagnostican diabetes, porque sabe que se puede tratar (aunque es una enfermedad peligrosa y potencialmente mortal si se descontrola), ayudaremos a esas personas cuando un día les diagnostiquen cáncer a ellos o a sus seres queridos.
Nuestros pacientes están cada vez mejor cuidados y, por lo tanto tienen una mayor esperanza de vida. Por esta razón, las neoplasias son enfermedades con las que vamos a tener que convivir. Tenemos que ofrecer a nuestros pacientes la posibilidad de un tratamiento para mejorar su calidad de vida, su esperanza de vida, o ambas y dejar que el propietario decida lo que le compensa y lo que no. Los pacientes oncológicos son unos enfermos crónicos más Servicio de oncología
Aunque la oncología veterinaria no está tan avanzada como en humana, cada vez existen más tratamientos y estudios sobre protocolos terapéuticos que pueden ayudar a nuestros pacientes con cáncer. Por eso habría que cambiar de mentalidad y, cuando realizamos pruebas para diagnosticar un caso difícil, si finalmente el resultado es una neoplasia, este diagnóstico no es el fin de nuestro trabajo, sino el comienzo de la siguiente etapa: buscar un tratamiento que mejore clínicamente a nuestro paciente y le permita disfrutar un tiempo más de su familia (que dependiendo del tipo de neoplasia será más o menos largo). Si tenemos un paciente oncológico, tenemos un enfermo crónico que tratar.
Este post ha surgido porque hace unas semanas, la propietaria de un perro me pidió que difundiera que la quimioterapia no era algo horrible para los animales, que su perro la toleraba estupendamente y que me agradecía haberla convencido para darle unos meses más disfrutando con su mascota. En esta profesión tan bonita pero a veces ingrata, hay que disfrutar de los pocos momentos como estos. Así que le he hecho caso y he escrito estas lineas, para que muchos más veterinarios puedan disfrutar de estos momentos en los que un propietario nos gradece haber hecho todo lo que está en nuestra mano para ayudar a su mascota.