¿Has tenido pacientes con linfadenopatías periféricas? Seguro que sí. ¿Haces citología de estos linfonodos aumentados de volumen? A lo mejor has hecho una citología y al ver campos con muy diferentes poblaciones celulares has dicho: “Uy no, la citología ganglionar no es para mí”.
Pero saber mirar citologías ganglionares, aunque sea superficialmente y luego las mandemos a un laboratorio para asegurar el diagnóstico, es muy útil.
Lo primero que tenemos que hacer es tomar la muestra, para lo que tenemos que tener en cuenta unas pautas: Si hay un linfonodo aumentado de volumen es de ése del que tomaremos la citología. Si es una linfadenopatía generalizada, entonces lo ideal es no usar los linfonodos submandibulares, ya que pueden falsearnos el diagnóstico por la presencia de alteraciones en la boca.
Cuando ya tenemos nuestras muestras extendidas y teñidas (Si tenéis dudas de cómo tomas las muestras podéis visitar el post “ 6 errores que hacen que tus citologías no queden perfectas”) entonces es la hora de mirarlas al microscopio.
Pero para ver alteraciones tenemos que saber cuáles son las células que normalmente nos encontraríamos en un linfonodo normal: La población predominante son linfocitos maduros en un 90% y el otro 10% restante es una mezcla de diferentes células: linfoblastos, células plasmáticas, macrófagos, neutrófilos, eosinófilos,….
Las alteraciones más comunes que podemos observar son:
Linfadenitis cuando tenemos un elevado porcentaje de células inflamatorias (plasmáticas, macrófagos, neutrófilos, eosinófilos o basófilos).
Hiperplasia, cuando tenemos un porcentaje elevado de linfoblastos, pero ese porcentaje es menor de un 40% del total de células.
Linfoma cuando el número de linfoblastos es mayor de un 40% del total de células.
Presencia de parásitos como Leishmania sp que nos podemos encontrar en el interior de los macrófagos.
Valorar citologías ganglionares es difícil y requiere experiencia, pero si no lo hacemos no vamos a aclararnos nunca en la gran cantidad de células que observamos en nuestras extensiones. Creo que aunque las enviemos a un laboratorio, es útil echarles un vistazo en nuestra clínica para poder valorar por donde van los tiros en nuestro caso clínico y valorar también si las muestras están bien tomadas y son representativas. Un error muy frecuente en las citologías ganglionales es la ruptura de las células, encontrándonos numerosos núcleos desnudos. Cuando observamos restos nucleares no es posible saber a qué célula pertenecían y si su porcentaje es muy alto, entonces nuestra citología pierde fiabilidad, por lo que es mejor tomar nuevas muestras para enviar al laboratorio y que puedan emitirnos un diagnóstico más seguro.
Así que mi recomendación es que cada vez que en vuestra exploración clínica notéis una infartación ganglionar, lo primero que hagáis es tomar citologías (muchas), teñid algunas para poder valorar su calidad e iros familiarizando con ellas. Si las muestras no son muy buenas tomad otras y si lo son mandad todas al laboratorio de referencia con el que trabajéis (No os quedéis con ninguna que a veces son las mejores y corréis el riesgo de quedaros sin diagnóstico).